Si se levanta cansado o no siente energía positiva podría deberse a no tener las cosas en su lugar.
El desorden, así muchos nieguen que hace parte de su personalidad, es considerado un mal hábito. En el Diccionario de la Real Academia Española lo describen términos como ‘confusión’, ‘alteración’, ‘perturbación’, ‘exceso’ o ‘abuso’.
“Cualquier clase de desorden crea un obstáculo que obstruye el flujo de energía en el espacio”, dice Karen Kingston en su libro Deshágase del desorden con feng shui, recientemente traducido al español. “Esto, a su vez, crea atascos o confusión en los ocupantes del mismo”, agrega la autora y reconocida experta en limpieza y revitalización de energías.
Ya decía Pitágoras que el orden es el más hermoso ornamento de una casa, y no se equivocaba. En los fundamentos del diseño de interiores el orden forma parte de la armonía de un ambiente: “Este hace que todo se vea mucho mejor, crea un espacio en el que la energía fluye –dice Erika Taubert, comunicadora con experiencia en diseño de interiores de Homecenter–, y esa es la sensación que se busca con el diseño de espacios”.
Además, el hogar es nuestra estación de descanso, “es allí donde nosotros nos sentimos bien, un espacio que debería ser agradable, con el que te identifiques y que te genere serenidad”, opina Carolina Betancourt, asesora empresarial en comunicaciones y manejo energía.
Es así como deshacerse del desorden no solo tiene un valor externo, sino que también tiene efectos positivos internamente. “El desorden tiene relación con otros malos hábitos, como la pereza y postergar las tareas –explica Gloria Cristina Buitrago, psicóloga y coach de Itaca un sueño por vivir SAS–, así es como considero que el orden favorece la salud integral: mejora la productividad y probablemente permita la materialización de proyectos, puesto que dispone espacios para la creación”.
Pero, ¿por dónde empezar? “Un inventario”, dice Taubert, “eso es lo principal que tenemos que hacer para saber realmente qué necesitamos y qué no”.
Sí, el primer paso es botar lo que no usamos. Solamente en el armario, pregúntese cuánta ropa no tendrá para sacar y regalar. La autora del libro afirma que la mayoría de la gente solo usa el 20 por ciento de sus prendas: “Hacer la clasificación (20/80) le ayudará a seleccionar al menos el 50 por ciento y desecharla para siempre”.Así, habitación por habitación, ir organizando y armonizando va despejando las tres causas principales del estancamiento de energía: la mugre física (tierra, polvo, suciedad y basura), la energía precedente (la acumulada) y desorden (lo tirado, lo que no está en su lugar). “Un truco es guardar muy bien nuestras cosas íntimas (el cepillo de dientes, por ejemplo, no va encima de una mesa) o también puede utilizar los organizadores, de cualquier material (plástico, madera, bambú)”.
Otra opción es acudir a la uniformidad (de colores, de formas). “Esto tiene un efecto mental que refleja e incita al orden”, agrega Betancur.
Una vez usted se deshaga de lo innecesario y tenga todo en orden, así sea el mayor de los escépticos respecto a las energías, sin duda empezará a sentirse mejor. “Sin el desorden del cuarto seguramente ya no tendrá retrasos en la ubicación de ropa o accesorios al momento de arreglarse para salir –propone Buitrago–, verá que ser ordenado favorecerá también la organización mental para estudiar, trabajar y crear proyectos”.
Un libro para generar y examinar mapas del hogar y emocionales
Este texto de 160 páginas de la inglesa Karen Kingston, experta mundial en recuperación del espacio (una práctica del feng shui para despejar y consagrar las energías de las edificaciones), propone no solo cómo paso a paso recuperar su hogar del desorden, sino cómo hacer que la energía fluya en ciertos espacios (a través del despeje total) y, en cambio, se quede en otros toda la positiva con ciertos elementos.
“Es bueno que toda la familia quiera formar parte de estas limpiezas”, dijo Kingston a EL TIEMPO. “Estamos energéticamente conectados con todo lo que nos pertenece y cuando tu hogar está lleno de cosas que amas y usas, este se convierte en una fuente de apoyo en tu vida. Así que no dudes en ser el primero en casa que contagie a los demás”.
Un poco de desorden no hace daño
Hace unos años, una investigación de la Universidad de Texas, liderada por el departamento de Sicología, analizó 500 casos de trabajadores para examinar la relación entre sus comportamientos y el orden de sus puestos: los escritorios con papeles revueltos, libros a medio abrir y hasta restos de comida pertenecían a personas menos conflictivas y hasta más felices. Resultado con el que la autora del libro no está tan en desacuerdo, pues ella misma sugiere un ‘cajón del desorden’ en cada cuarto, especial para arrojar de todo allí y, así, “no volverse obsesivamente perfecto”.
Publicación
eltiempo.com
28 de junio de 2013